This article first appeared in El Economista diario, Argentina, November 16th 2018
Uno de los principales temas de la próxima cumbre del G20 en Buenos Aires será como hacer el desarrollo económico más justo y sostenible. Este debate adquiere particular relevancia en América Latina, donde muchos países se encuentran atascados en la llamada “trampa del ingreso medio”: son dependientes de las exportaciones de recursos naturales y de productos agrícolas y manufacturados de poco valor agregado. La interrogante para la región es como promover un modelo de desarrollo que genere trabajos bien remunerados y crecimiento económico sin dañar el ambiente o deteriorar la desigualdad social.
La innovación es gran parte de la respuesta. Más innovación es la ruta para empleos mejor pagados, crecimiento económico, y nuevos productos y servicios que mejoran la calidad de vida de las personas. Los países que destaquen en el diseño de productos, la investigación y el desarrollo, técnicas empresariales, el mercadeo y el desarrollo de marcas serán los líderes económicos mundiales. Los que se atengan a la manufactura, la agricultura y la exportación de materias primas, quedarán rezagados. Por suerte, América Latina tiene suficientes cerebros y talento para hacer la transición hacia un modelo de desarrollo más innovador y sostenible.
Inventos destacados de América Latina incluyen productos de uso diario como la televisión a color y el bolígrafo. El impacto de los innovadores latinoamericanos ha sido igualmente significativo en las ciencias médicas, con inventos que incluyen la primera píldora contraceptiva, la endoprótesis expandible de balón y el primer corazón artificial implantado exitosamente en un ser humano.
Como documentamos en nuestro proyecto Innovate4Health, este legado continúa hasta hoy. En años recientes los inventores latinoamericanos han sido responsables de un número de invenciones de avanzada en el campo de la salud, incluyendo la primera vacuna contra el cáncer de pulmón, antídotos contra picaduras de serpientes venenosas, una incubadora para ayudar a recién nacidos en áreas rurales y un software que les permite a las personas discapacitadas comunicarse mejor.
Todos ganan con la innovación en salud: la economía crece, los trabajadores consiguen empleos y la gente se hace más saludable. Aun así, América Latina debería estar haciendo más. Por ejemplo, un reporte de la Ocde en 2013 encontró que el sector privado en los países latinoamericanos invierte mucho menos en investigación y desarrollo que sus pares en otras partes del planeta.
El problema está en que los empresarios e inventores son menos partidarios a invertir en investigación y desarrollo si perciben que su inversión no es segura. Los derechos de propiedad intelectual son esenciales para brindar esta garantía, pero usualmente no se protegen de manera efectiva en los países latinoamericanos. Por ejemplo, el Indice Mundial de Propiedad Intelectual de 2018 ubica a 7 de 9 países latinoamericanos en la segunda mitad del ranking. En años recientes también se ha visto un mayor interés en licencias obligatorias, o simplemente en incumplir las patentes para medicamentos importantes.
Este tipo de situaciones les dan escalofríos a los innovadores e inversionistas. Hay muchos lugares donde se puede trabajar, se puede hacer investigación y desarrollo, se pueden establecer empresas y se pueden vender productos. La innovación es un negocio particularmente riesgoso, de tal forma que los innovadores ven estas señales con mucho cuidado.
Los derechos de propiedad intelectual son importantes para todos los innovadores, desde los startups hasta las multinacionales; para los inventores nacionales y extranjeros. Los derechos de propiedad intelectual son particularmente importantes para los individuos y las pequeñas empresas, ya que no pueden depender de las ventajas que brindan las economías de escala, como ocurre con los grandes departamentos mercadeo y de investigación y desarrollo. Debilitar los derechos de propiedad intelectual afecta a las pymes, ya que estas tienen menos que ofrecerle a los inversores y socios comerciales que necesitan para lanzar sus productos.
Conforme el mundo se mueve hacia la automatización de los trabajos y el mayor uso de la inteligencia artificial, los viejos modelos de industrialización y desarrollo desaparecen. Para prosperar en este nuevo mundo basado en el conocimiento, los países latinoamericanos deberán trabajar más duro en explotar sus recursos intelectuales.
Una protección adecuada de la propiedad intelectual será clave, especialmente para las pequeñas empresas que son la espina dorsal de la mayoría de las economías. América Latina cuenta con los cerebros para hacer realidad esta visión. Su reto es garantizarse de que las políticas públicas no interfieran en el camino.
*Coordinadores de Innovate4health, un proyecto que documenta cómo los innovadores latinoamericanos están usando la tecnología para resolver problemas de salud